El productor, compositor y bajista Charlie Tonelli respondió una entrevista para nuestro blog realizada por nuestro colaborador invitado, el músico y fundador del Estudio 8BRIT, Javier Loppez.
Charlie, considerando que el tema Polaroid se gestionó en New York, y tuvo un curso que lo llevó hasta Shangai, ¿Cómo ves esa mutación de culturas en la canción? ¿Ves un efecto significativo en el transcurso o ya estaba planteado desde el comienzo su sonido?
‘Polaroids’ es una suerte de palimpsesto - si vas ahondando en la canción, encuentras capas y capas que no son más que una bitácora de viaje de dos años de mi vida. Irónicamente el nombre resultó casi premonitorio: El primer borrador del tema lo escribí en Singapur - de allí a que haya en la canción una referencia a esta ciudad - aunque yo estaba allí sólo de vacaciones. La primera maqueta seria la produjimos en NY, y efectivamente, las voces y la mezcla final la hicimos en China, luego de yo haberme mudado a Shanghai. Con lo cual el tema resulta ser una colección de ‘postales’ o ‘polaroids’, no solo de varias ciudades, sino de varios momentos emocionales míos. En este tema no veo tanta influencia cultural como si la escucho en ‘Gone’ o ‘Just Dropped In’, otros dos temas del álbum, porque no sólo la temática es muy occidental (el miedo a perdernos de algo, a no estar en el lugar correcto o no participar de tal o cual evento) sino que las varias etapas del tema - maqueta, grabación, voces, mezcla - se dieron en Singapur, NY, Hong Kong y Shanghai, ciudades muy cosmopolitas y por lo tanto bastante similares. Similares en el sentido en que NY y Shanghai tienen más puntos en común de los que NY tiene con un pueblo de Alabama, o Shanghai tiene con un pueblo de Hubei - por poner dos ejemplos. Así que el sonido de ‘Polaroids’ se sienta en una frecuencia medio ‘supra-cultural’, en ese espacio de modernidad donde un chico de Buenos Aires y una chica de Japón consumen idéntica cultura.
La modelo Elle Blink brinda a la canción un clima oscuro y sensual de los años 90, su participación parece clave en Polaroid, fue pensado desde un principio que exista ese timbre de voz?
Las voces son la parte más difícil de un tema de Électriciennes, y las más de las veces un dolor de cabeza. Yo no me siento un compositor: yo empecé a hacer música porque me gustaba escribir letras. En un mundo ideal sería un ‘cantautor’ - o ‘singer-songwriter’ - pero se da mi karma que soy un perro cantando. Así que no me queda más que elegir a otras personas para que interpreten lo que escribo, pero por supuesto al escribirlo ya tengo en mente no sólo el timbre de una voz, sino la inflexión, la edad, el género y la entrega, entre otras características. El problema es que tengo todo esto en mi cabeza mucho antes de buscar a la persona. No es que escribo para alguien en particular, sino que escribo con una intención y a veces esa voz, con ese timbre y ese ‘delivery’ que imaginé, simplemente no existe. En el caso de Elle fue una enorme coincidencia porque habíamos probado a media docena de cantantes, ninguna de las cuales cumplía con todos los matices que tenía en mente, y decidí dedicarme a terminar otros temas y darme un tiempo. Un amigo me llevo a un sitio donde esa noche cantó Elle, y le dije ‘esto es exactamente lo que estoy buscando’ - pero ella vivía en Hong Kong. Pero la suerte quiso que a los tres meses se mudara a Shanghai y me contactó y grabamos el tema.
¿Qué notás de diferente a través de los años en tu forma de componer? ¿Siguen siendo los mismos principios los que te motivan a crear?
Como te decía hace un momento, yo me volqué a la música para poder expresar un caudal de emociones. Para mi la música siempre fue una forma de exorcizar demonios. Veintipico de años más tarde lo sigue siendo, pero los demonios son otros muy distintos. La forma de componer cambia porque en este género, la música electrónica te obliga a evolucionar con la tecnología. A diferencia de una guitarra, que efecto más o menos, sigue teniendo las mismas cuerdas que hace dos décadas, la forma de hacer música hoy día para mi no se parece en nada a lo que era siquiera 10 años atrás. Pero, para retomar la pregunta, si bien la tecnología me obliga a cambiar mi forma de componer, no es esto lo que me lleva a crear. Las cosas que me motivan a crear son las emociones que tengo dentro, los conflictos que necesito resolver, los miedos que tengo que enfrentar, las inseguridades que me falta dominar. Y si bien es correcto decir que los miedos y los deseos de hoy no son los mismos de hace 15 años, no sería desubicado proponer que miedo es miedo, que pasión es pasión, y deseo es deseo, más allá de que lo que deseamos hoy no sea lo mismo que deseamos tiempo atrás.
Es de público conocimiento la etapa que está atravesando la humanidad con el virus Covid-19, ¿Crees que pueda resultar un nuevo medio para crear música? ¿Nuevos conceptos que fuercen al artista a adaptarse a los nuevos rumbos?
Estoy convencido que este período va a ser transformativo, no sólo para la música sino para el arte en general, y de yapa para la sociedad en su conjunto. Yo creo que de entrada nomás esta situación nos ha enfrentado a dos descubrimientos simultáneos y opuestos: Por un lado nos obliga a una introspección forzosa, producto del aislamiento (que no puede sino terminar en una maduración de cada uno como individuo y como artista), y por el otro nos impone una conciencia global: cada vez más, los problemas que nos afecten van a ser problemas de una escala supra-nacional. Será una pandemia o el calentamiento global o el re-alineamiento de las potencias, pero lo cierto es que las fronteras sirven cada vez menos para contener los problemas que se nos presentan, y agitar las banderas del nacionalismo es cada vez más una reacción contra la realidad de que vivimos en un mundo interconectado. E interconectado no desde el punto de vista tecnológico, sino desde el punto de vista de que un virus en Asia o una caída de una industria regional, puede impactar e impacta en otras regiones del mundo.
Con Électriciennes lograron una versión tan emotiva como la original de the Rolling Stones, pero con máquinas, ¿Cómo fue el proceso de búsqueda hasta llegar al punto justo?
Primero que nada muchas gracias por el cumplido - para mi ‘Heaven’ es una de las canciones mas sexy que se hayan compuesto. Siempre digo bromeando que la otra es ‘Nyah’, de Hans Zimmer. Hace muchos años me di el gusto de poner ‘Heaven’ en una fiesta en casa y se armó alto descontrol - zarpe mal - otra que el ‘Decamerón’ de Pasolini! Pero más allá de esa vez particular, no es un tema que de para poner en un evento porque es muy denso - muy experimental. Entonces siempre tuve ganas de llevarlo, sino a la pista de baile, por lo menos al ‘lounge’. Del dormitorio al living, para parafrasear a García. Lo grabé hace un tiempo pero nunca pude resolver el tema de las voces (como te decía antes, a veces tengo en mente algo que simplemente no existe), hasta que escuché a Josefina Barreix y se me prendió la lamparita de usar dos voces, una experimental y otra soulera, superpuestas y jugando una con la otra. Reemplazar esa tensión que existe en el original por este juego, esta seducción de dos cantantes, me pareció una forma interesante de resolver el asunto.
¿Cuál es tu relación con los artistas Argentinos? ¿Tenés alguno que consideres especial de la nueva ola o varios que creas tengan la bandera de la nueva generación?
La verdad es que no tengo tanto contacto como me gustaría. Cuando vivía en Miami solía viajar seguido a Buenos Aires y estaba medianamente en tema. Luego se dieron dos cosas, por un lado yo me mudé a NY, y por otro Argentina se cerró sobre si misma: pasamos de bandas como Soda Stereo, Los Enanitos Verdes, Los Cadillacs, que explotaron en toda América Latina e inspiraron a una generación de músicos de México, Colombia y Venezuela, a bandas como La Renga o Los Redondos, que le hablaban a una audiencia mucho más vernácula. Ojo, no digo que Soda Stereo sea mejor que Los Redondos, sólo que una tiene un lenguaje musical más universal, y la otra tal vez te cruzas a Chile y no lo entienden, con lo cual estando afuera cuesta conectar con un lenguaje tan introvertido. Mi derrotero por la música Argentina es como sigue: en los 80, sin duda Don Cornelio y la Zona, en los 90 los Babasonicos, en los 00 Federico Aubele y en esta última década, como te digo, no he estado muy conectado. Veo que hay mucho Trap y derivados, que no me gusta en Argentina ni en ningún otro lugar (en mi experiencia, las canciones trap se dividen en dos: ‘you’re hot and I want you’, o ‘I’m hot and you want me’).
Con tu experiencia como productor, ¿Qué consejos les darías a los chicos que recién arrancan y que a veces puede ser frustrante el no obtener resultados inmediatos?
Creo que primero es partir por el hecho de saber que no hay una fórmula mágica - si la hubiera, los grandes sellos multinacionales sólo sacarían éxito tras éxito, y no es así. Entonces, si los que tienen recursos, experiencia y conexiones de tanto en tanto se equivocan, uno - que cuando empieza no tiene ninguna de esas cosas - tiene que ser más paciente y justo con uno mismo. Segundo, al menos en lo que yo he visto, la gente que ha logrado sobresalir, no esperó a sobresalir para brindar un acto de calidad (show, album, merch, lo que sea), sino que actuaron como si ya fuesen famosos aunque estuviesen tocando para 10 personas. Como dicen los americanos: ‘If you want to be president, act presidential’. En este caso sería algo así como: ‘si quieres ser un músico exitoso, empieza por actuar como un músico exitoso’ (y aquí me refiero al aspecto profesional, no a consumir cantidades industriales de estupefacientes o insultar al periodismo). Por último diría que elegir una carrera en la música es una elección más emocional que racional (de otro modo probablemente estarían estudiando finanzas), con lo cual lo menos es ser conscientes de esto y disfrutarlo al máximo independientemente de los resultados. Irónicamente, esto a veces conlleva esos mismos resultados. Como me dijo una vez un presidente de EMI: ‘Trabajamos duro, pero también nos divertimos; porque si no nos divertimos haciendo lo que hacemos, entonces no hay modo de quienes lo escuchan se diviertan’.
Por: Javier Loppez
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