Entrevistamos a Matías Parisi, productor, ingeniero de sonido y programador oriundo de la zona Oeste del Gran Buenos Aires que decide apostar a la excelencia en el sonido. Desde los primeros pasos en la producción, grabación y mezcla de un material, hasta la masterización exclusiva en su propio estudio.
Obtiene la Diplomatura en Audio Digital en La Universidad Tecnológica Nacional con los siguientes títulos adicionales: Edición de Audio y Procesamiento de Señales Digitales; Síntesis y Sampling; Sonorizacion para Medios Lineales y No Lineales; e Introducción al Audio Digital.
A su vez, recibe el título de Técnico en Mastering en el Instituto CETEAR, centro de estudios tecnológicos de Rosario.
¿Cómo está conformado tu nuevo estudio?
Mi estudio está integrado por equipamiento analógico valvular y es un espacio donde detectamos los problemas que se arrastran desde la grabación, e inclusive la mezcla, para mejorarlos y lograr que ese material suene bien en cualquier medio de reproducción.
Se encuentra ubicado en Castelar y, si bien hay personas que se suman al equipo para el área de comunicación y management, el único ingeniero a cargo soy yo de momento. La idea es que seamos más y sigamos creciendo.
¿A qué tipo de producciones está apuntado?
Si la pregunta refiere al estilo con el que me gustaría trabajar, abarco todos pero lo que más me interesa es apuntar a artistas que principalmente amen lo que hacen y tengan un compromiso/profesionalismo. Personas que quieran crecer y hacer un camino juntos. Cada trabajo es un desafío y eso se ve reflejado.
Muchos han masterizado su primer disco y ya están empezando a llamarme para el segundo.
¿Cuán importante es un mastering en una producción y por qué?
Hay personas que lo consideran innecesario, pero las cuatro etapas (grabación, edición, mezcla y mastering dentro del proceso técnico de un disco) son muy importantes y en la medida que alguna falla perjudica a la otra. Entonces si todo viene bien de entrada, pueden pasar dos cosas: que el mastering optimice al disco y continúe con la excelencia que se busca; o que el mismo arruine el buen trabajo que se venía haciendo.
Muchas personas graban y mezclan en un estudio que quizás ofrece el servicio de mastering por una cuestión económica, pero no está preparado ni tiene las herramientas correspondientes. Por el contrario, cuando la banda o el productor cae en un estudio de mastering distinto al que hicieron toda la producción, es porque ya están pensando en grande y buscan otro punto de vista.
Cada estudio tiene un protocolo de trabajo y estándar de sonido; y mucha gente se vuelve fanática de ese estilo. Después ya entra la parte creativa y técnica del ingeniero para sacar adelante una producción.
¿Cuáles son los principales retos que se enfrentan a la hora de masterizar?
Primero uno analiza la mezcla, antes de que caiga al estudio, para saber si está en condiciones de ser masterizada. El principal reto es que, por ejemplo, hayan mezclado todos los temas y al momento de pedir un cambio para optimizarlo, me digan que no tienen acceso al estudio o que están ocupados o que mezclaron en analógico y nadie anotó cómo estaban las cosas en la planilla. En estos casos tengo que buscar la manera de corregir todas las irregularidades desde el mastering o rechazar el trabajo. Por lo general los artistas que me contactan son comprometidos y los cambios que pido son muy bien aceptados porque saben que es para bien.
Tres discos que recomiendes sobre masterización y por qué.
En lo que respecta a mí, tuve el placer de masterizar el disco “Ceremonia” de Anahí Arias. Después recomiendo a Nico Beldi, que está por sacar su disco, y Ladran Sancho que también es un artista nacional con el que trabajé.
A nivel internacional, muchas veces se mide por los premios y el tipo de gente. Sabemos que Daft Punk, Muse, Bruno Mars o The Weeknd tienen el capital y buscan lo mejor.
El último disco de Bruno Mars, por ejemplo, está considera con un sonido impresionante y carísimo. Tiene muchos graves, medios y agudos, todo muy al límite, y hay gente que dice que suena muy chillón o que tiene mucho brillo. Sin embargo, está hecho en uno de los estudios de mastering más importantes del mundo. Por ende, si tomaron esa decisión fue porque a la mayoría de la gente le gusta escuchar todo procesado y que no suene opaco. Hoy en día se trata de tener agudos cálidos, sin que nadie se tenga que sacar el auricular porque le molesta.
Discos hay muchísimos y te mencioné algunos, pero los buenos se hacen con mucha plata.
Estás dictando cursos y seminarios. ¿Podrías adelantarnos de qué se tratan?
Durante todo el año doy cursos acá en mi estudio y varían según las necesidades del estudiante o ingeniero. Hay algunos generales y otros más personalizados, donde vienen específicamente a resolver inquietudes.
Hay cursos intensivos cuya duración son de tres meses y ahora en el verano voy a lanzar dos de un mes de duración cada uno.
Respecto a los seminarios, este año di varios en la Universidad de Quilmes , en el Teatro Marechal de Moreno, en la escuela Marechal de Ramos Mejía y en el Auditorio Municipal de Ituzaingo. Es frecuente en mí que los lleve a cabo en diferentes espacios abiertos porque me encanta compartir mis conocimientos y escuchar los de los demás. Es lo que te permite seguir aprendiendo y creciendo.
Por: Eric Balbi
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